lunes, 21 de diciembre de 2015

Jesús es camino, verdad y vida

 HOMILIA PRIMERA COMUNIÓN SAINT PETER’S  DICIEMBRE 2015.



Cercanos a celebrar la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, nos reunimos en este tradicional templo para participar en la Santa Misa donde un grupo de alumnos del Colegio Saint Peter’s recibirá a Jesús sacramentado por primera vez.

Numerosas e ininterrumpidas generaciones de alumnos del Colegio han recibido a Jesús Sacramentado en este lugar sagrado, las últimas  seis décadas. Vuestra entusiasta presencia hoy, confirma y acrecienta el espíritu confesional del estableciendo, reconocido como Colegio de Iglesia desde 1993, y que está cercano a cumplir,  en sólo tres años más, un siglo de existencia. Esto, nos hace considerar que –Dios mediante- formarán parte de la generación centenario, lo cual implica, a la vez,  bendiciones y responsabilidades
                                                                                                                                                          Es un día lleno de fe, lleno de alegría,  y de esperanza sustentada en la presencia del Señor que viene en su alma y cuerpo cada vez que comulgamos. Verdaderamente como enseñó el apóstol San Pablo “comemos y bebemos el precio de  nuestra redención”. Nada más noble que podamos recibir, nada más edificante en que podamos apoyarnos, y nada más verdadero que nos pueda iluminar.
Jesús es el Camino, la verdad y la vida, para nosotros y para la sociedad.

a). Jesús es el Camino: A la edad de ustedes –queridos alumnos- el salir a caminar entraña –esencialmente- la dimensión de aventura. De ir en busca de lo que nadie ha descubierto, que es capaz de sorpréndenos por la belleza del paisaje, y que por cierto,  encierra un dejo de  misterio, es decir, que excede nuestra capacidad de recorrer todo sendero, quedando algo por descubrir, y por lo tanto, invitándonos a regresar.

El “camino” fue uno de los nombres que Jesús refirió a si mismo. ¿Por qué lo hizo? A lo largo de su vida el hombre experimenta una realidad en cualquier parte del mundo donde viva. Percibe que su vida es transitoria: a este mundo vendremos, en este mundo estaremos y de este mundo partiremos, todo lo cual implica como el “seguimiento” de un camino.

Pero –también- existe la “peregrinación” donde muchos acuden a un lugar determinado con el fin de venerar la presencia de Dios, tal como acontece en el Santuario de Nuestra Señora de Lo Vásquez cada ocho de diciembre –en tres días más- o en el Santuario de Santa Teresa de Los Andes, al que concurren diariamente muchísimas personas para encomendarse a su protección. Notable testimonio de una religiosa de clausura que es capaz de mover la fe de tantos hacia su casa en los faldeos de Los Andes, lugar que ha sido descrito como la capital religiosa de Chile (Cardenal Ángelo Sodano).

El corazón de aquella joven  cobijó la certeza desde pequeña de seguir el camino trazado por el Señor para su vida, lo que le permitió llevar una vida “normal”, entendida como una vida de profunda cercanía con Jesús en la Misa dominical; una vida apostólica de avanzada, donde se esmeraba en procurar acercar a sus familiares y amistades hacia una vida cristiana más coherente; una acrecentada devoción a la Santísima Virgen María con la oración diaria del Santo Rosario, todo lo cual iba de la mano  con una actitud de saberse muy acorde con un espíritu de aventura, de realización con su familia, de sintonía con sus amistades, de gran espíritu deportista, practicando equitación, natación en el mar y hasta tenis, cosa que para las jóvenes su tiempo parecían como lejanas y hasta, en ocasiones  impropias.

Su vida cristiana fue un verdadero camino de perfección, donde el valor divino de lo humano le hizo transitar normalmente en su vida, sin pausas ni prisas indebidas, evitando ceder a la tentación del progresismo que consiste en idolatrar un avance permanente olvidando sus raíces, su origen y la experiencia pasada, cediendo a la tentación de pensar tan erróneamente que todo lo nuevo es bueno como lo pasado fue mejor.
Esto, produce un quiebre generacional que tiene como consecuencia que los miembros de la familia que son mayores y ancianos no parecen tener lugar en el horizonte existencial de las nuevas generaciones. Santa Teresa de los Andes supo seguir el camino de la integración, de la complementación por lo que se sentía tan cercana a sus padres y a su familia como a sus amistades. Es signo de madurez saber compatibilizar el cariño y el  tiempo dedicado a los padres como a las amistades; el saber vincular el tiempo del estudio con el del sano y necesario esparcimiento.
Esto último,  como saben,  incide fuertemente en la vida al interior del hogar, como a la vez puede ser  síntoma de sus fortalezas y debilidades. El Papa Francisco nos invita a ser peregrinos del diálogo al interior del hogar, especialmente a la hora de la comida, donde como familia nos podemos reunir: “Cuando los hijos en la mesa están pegados a la computadora, al celular, y no se escuchan entre ellos, esto no es familia, son jubilados(12 de Noviembre del 2015).
Por ello, debemos dejar de lado todo lo que imposibilite la conversación familiar, aunque inicialmente ello, nos cueste algún sacrificio, el bien obtenido de estar en familia vale la pena hacer cualquier esfuerzo.
Así lo entendió Santa Teresa de Los Andes, quien supo compatibilizar su vida cristiana con su vida familiar, procurando ser camino creíble para sus amistades. En efecto, ella misma escribe que “he adquirido fama con mis tentaciones de risa. No hacemos otra cosa que bromear. En la mesa, era tanto lo que bromeábamos y nos reíamos, que a veces no podía comer. Y lo más trágico era que el padre que rezaba después de la comida, en la mitad del rezo no podía continuarlo de la risa, pues lo contagiábamos” (Carta Nº 43, Cunaco 20 de Noviembre de 1918).
Jesús es el único camino por el que podemos avanzar. Con esta expresión nos invita a seguirle para alcanzar la salvación.  Jesús es el puente que ha conectado definitivamente un extremo al otro: a Dios y el hombre de todos los tiempos, por medio de su gracia entregada en la Eucaristía, en ella, no sólo somos partícipes de una “bendición” sino el autor de toda gracia. Entonces, en este camino de retorno a la Casa de Dios Padre no estamos solos ni vamos a la deriva: Tenemos la certeza: ¡Cristo camina junto a nosotros siempre!
b). Jesús es la verdad: Una de las características más notables que posee toda persona es la necesidad de darse a conocer, de comunicarse  y de relacionarse con otras personas. !No somos islas! Nos damos cuenta día a día, que la palabra es un  don inmenso que poseemos y necesitamos. Por otra parte, es evidente que la palabra mal usada puede incluir una amenaza, una mentira, y una ofensa.
Por medio de una palabra el corazón puede alegrarse y confiar, una palabra tiene la capacidad de levantar al que está en el suelo, de despertar al que se ha dormido, de hacer reír a quien está triste. Por esto, la Santa Biblia nos enseña la unión que hay entre la palabra y la verdad, toda vez que,  al inicio del Santo Evangelio de San Juan leemos que “la Palabra vino a los suyos” (San Juan I, 11)  refiriéndose a Jesucristo que fue, es y será la Palabra definitiva de Dios Padre. ¡En Jesús Dios habló de una vez para siempre al mundo!
A esta edad deben ya aprender el valor que tiene decir la verdad siempre, evitando la mentira que afea nuestro corazón, haciéndolo vacilante y poco creíble cuando prometemos y no cumplimos, o cuando elevamos  juicios temerarios sin tener la certeza de lo que afirmamos. Por ello, quien recibe a Jesús en su corazón por primera vez, debe esforzarse por evitar toda expresión impropia y palabra soez que resulte tan impura como ofensiva.
La Palabra de Dios enseña que: “La mentira es una tacha infame en el hombre” (Eclesiástico XX, 26). Dice un antiguo refrán que “la mentira tiene pies cortos”,  lo cual significa que se le descubre con rapidez. Además, quien dice la verdad vive en paz;  la verdad libera, la mentira esclaviza puesto que cuando uno miente,  se avanza por el estresante sendero de ocultar lo debido, lo que es opuesto a mostrar con orgullo la verdad de lo que es. Cada creyente debe ser un servidor del esplendor de la  verdad.
c). Jesús es la Vida:  La realidad de lo que celebramos en cada Santa Misa dice relación con la muerte y la vida, pues, Jesucristo ofreció al Padre Eterno su propia vida por el camino de la Pasión y Muerte en la Cruz, de la cual salió victorioso al tercer día resucitado. Ello no sólo fue causa de alegría, sino también del crecimiento de la fe de sus discípulos quienes, como sabemos,  inicialmente se dejaron llevar por la melancolía y desesperanza durante los días que estuvo sepultado, mas, al tercer día, sus vidas se transformaron completamente al contemplar a Jesús  nuevamente vivo en medio de ellos.

Así, en Jesús Resucitado se hace posible una “vida nueva” (Romanos VI, 4), que difiere totalmente de la que uno ha tenido antes de conocer  y de estar con Jesucristo. El encuentro “cara a cara” que tenemos el día de nuestra Primera Comunión es inolvidable porque se inicia una etapa totalmente nueva en nuestro corazón porque a él viene Jesús. ¡Viene para quedarse junto a nosotros! ¡Viene para iluminarnos! ¡Viene para fortalecernos!
Más de alguna vez, cuando hemos dejado de comer durante mucho tiempo experimentamos la debilidad de nuestro cuerpo, y en ocasiones, hasta se oscurece la vista al momento de desmayarse de hambre. Algo semejante acontece con nuestra alma cuando no se alimenta de Jesucristo el “Pan de vida”. Por ello, es necesario seguir lo que nuestra Iglesia nos manda respecto a comulgar frecuentemente: participando de manera “consiente, activa, puntual,  y piadosa” en la Santa Misa en el Día del Señor y en las fiestas de guardar, limpiando con regularidad nuestro corazón con el sacramento de la confesión, y con el debido ayuno eucarístico que  implica no comer nada una hora antes de comulgar, lo que disciplina el corazón. Un antiguo Obispo de la Iglesia se preguntaba sobre los efectos del ayuno, y respondía: “expulsa a los demonios, libra de los malos pensamientos, alegra la mente y purifica el corazón” (San Atanasio).
Cercanos al inicio del Año de la Misericordia nuestra mirada se detiene en el llamado que nos hace el Romano Pontífice en orden a vivir intensamente las obras de misericordia  espirituales y corporales en la Iglesia y en el  mudo, teniendo presente que no podemos ser plenamente misericordiosos si acaso no participamos frecuentemente de la Sagrada Comunión, la cual,  lejos de ser un premio a quien lo recibe,  implica más bien, un mayor compromiso en vistas a dar a conocer a Jesucristo como la Verdad, el Camino y la Vida.
Jesús viene por primera vez a cada uno de ustedes, pero –también- a través de vuestra fe quiere llegar a quienes están llamados a conocerle, a cuantos están invitados a retornar a la plena comunión, a quienes llama a una vida nueva donde el distintivo de la sociedad sea el amor a Dios sobre todas las cosas, y el amor al prójimo tal como Nuestro Señor nos ha amado.
Que nuestra Madre Santísima les obtenga la gracia necesaria para ser fieles a Jesús todos los días de vuestra vida  ¡Viva Cristo Rey!
            
      Misa Padre Jaime Herrera                 Jaime Herrera Sacerdote Valparaíso               Diócesis de Valparaíso Chile

            
       PADRE JAIME HERRERA               SACERDOTE JAIME HERRERA         PARROQUIA PUERTO CLARO







lunes, 14 de diciembre de 2015

Esposos para ser felices y santos

T HOMILÍA MATRIMONIO RIETOURD  & PEREYRA / NOVIEMBRE 2015


1.      “Los doctos brillarán como el fulgor del firmamento, y los que enseñaron a la multitud la justicia, como las estrellas, por toda la eternidad” (Daniel XII, 1-3).
Cuando emprendemos un viaje, con frecuencia nos preocupamos de los más mínimos detalles que puede implicar: la distancia, la salud, los recursos, el medio de movilización, el número de los integrantes. De todos estos factores depende el lugar hacia donde partiremos.
La celebración del Santo Matrimonio es como un viaje. Se han preparado de manera remota e inmediata, en verdad, desde el sacramento del bautismo que tempranamente recibieron, y a lo largo de toda la vida se han ido preparando para llegar a este día. No es un acto fruto del instinto egoísta, ni del simple deseo que un día está presente y a la jornada siguiente es ausencia y nostalgia; mucho menos es un acto fruto del ciego azar, cuya realidad deja gélida cualquier esperanza.
Dios inscribió en el hombre y la mujer una vocación al matrimonio que implica una dimensión de complementariedad que va más allá de la simple convivencia, pues,  es un acto que conscientemente se asume, mediante el cual mutuamente se donan de manera exclusiva y perpetua, en un estilo de vida donde sólo puede existir futuro si acaso está presente el rostro de quien es el ser amado.
El camino que Dios les pide recorrer tiene un rostro, tiene una mirada, tiene una voz. Desde el instante que se conocieron  de algún modo ya optaron por unirse en santo matrimonio. Hubo algo distinto, totalmente nuevo, diferente que el alma descubrió, casi diríamos “instantáneamente” por lo cual hicieron lo humanamente imposible para conquistar el corazón de quien en unos instantes dirá “si acepto”.
Probablemente, al inicio debieron vencer temores, dudas, y largas divagaciones, las cuales impedían que el corazón hablase con la claridad que anhelaban, todo lo cual, con el paso del tiempo,  fue haciéndose más expedito, toda vez que el lenguaje del mutuo amor les iba resultando crecientemente accesible. Es cierto que el tiempo sana las heridas, pero también permite que al amor despliegue las raíces firmes en el corazón.
Y, hubo voces de familiares y amistades, que con sano interés evidenciaban las fortalezas y debilidades. Muchas veces el camino que Dios nos propone pasa por un tiempo de desierto, donde todo parece tan incierto como evidente a la vez al interior de nuestra alma. Por esto, la mutua opción  tuvo como protagonista decisiva la Palabra del Señor reconocida en la oración. Más allá de la riqueza de vuestras conversaciones a solas, es indudable que Jesucristo no ha guardado silencio al momento de alentar vuestra determinación de contraer el santo Matrimonio en este día.  
En este caminar juntos que inician, nunca más marcharán solos. Indudablemente, estará el Señor con ustedes, no como el peregrino que viene por un instante a “acompañarlos” sino como el huésped que ha venido para quedarse y ser protagonista en el extenso viaje de una vida en común.
A partir de esta tarde, ya no se tratará de “lo que me pasa”, ni de “lo que te pasa”, ahora todo será en plural: ¡aquello que nos pasa!, en todo lo cual no es algo estrictamente bilateral sino tripartito, diríamos según la  nomenclatura  diplomática. En efecto, la presencia de Jesucristo es determinante cuando queremos avanzar en la vida: lo fue para Simón Pedro que mientras se hundía en medio las aguas turbulentas de la desconfianza mar adentro clamó ¡Sálvame, Señor!; lo fue para los nostálgicos peregrinos de Emaús, que tristes caminaban hacia su ciudad natal porque “ya nada ha pasado”.
El encuentro con Jesús es siempre decisivo, más aun si tiene ocasión con el inicio de una nueva vida como es la que acontece al recibir hoy el sacramento del matrimonio. Ya no son dos; ya no reciben separadamente la bendición del Señor; ya no caminan solos por la vida: entonces, porque  el Autor de la Vida camina en vuestras almas,  es que son uno solo.
Así lo dice la Escritura: “Por eso dejará el hombre a su padre y a madre, se unirá a su mujer, y ya no serán dos sino uno solo”. La misma liturgia, que es la celebración viva de lo que se cree nos lo muestra cuando los novios han ingresado separadamente al templo, y al culminar la celebración,  gozosos egresan del templo tomados de la mano para indicar que realmente, desde el mutuo consentimiento son una sola alma y un solo cuerpo  benditos por Dios.
2.      “Me enseñarás el camino de la vida, hartura de goces, delante de tu rostro, a tu derecha, delicias para siempre” (Salmo XVI, 5.8-11).
Uno viaja no sólo para conocer nuevos lugares y tener inéditas experiencias. Uno viaja para “pasarlo bien”, es decir, “para ser feliz”. Esta primera dimensión del sentido de una vida matrimonial debe ser rubricada en nuestro tiempo, donde la vorágine exacerbada del activismo y la productividad muchas veces terminan mutilando la vida matrimonial,  limitándola a un simple  “permanecer juntos”, a un “poseer cosas juntos”, a un “proyectarse juntos”, pero no siempre,  a un ser realmente felices juntos. Nunca el tener puede estar sobre el ser, también esto es aplicable al plano de la mutua felicidad como esposos.
Hermanos: La felicidad no es un disfraz que se puede arrendar por un tiempo determinado; ni es una vestimenta que se prueba y tiene ticket de recambio. En el bautismo ambos se “revistieron de Cristo” de una vez para siempre, como hijos de Dios asumen este camino mutuo como el único viable para ser plenamente felices. Ambos apuestan por una vida unida para siempre, como hermosamente lo hace presente sintéticamente la fórmula del mutuo consentimiento que ratificarán: “prometo serte fiel, en lo favorable y adverso, con salud o enfermada, para así amarte y respetarte todos los días de mi vida”.
3.      “Mediante una sola oblación ha llevado a la perfección para siempre a los santificados” (San Pablo a los Hebreos X, 14).
La Segunda lectura de ese día, nos recuerda el llamado universal a la santidad. Hacia  allá vamos. El camino de todos los consagrados bautismalmente, es a buscar la perfección según el querer de Dios: ¡Dios lo quiere! ¡Dios quiere matrimonios santos! ¡Dios quiere esposos jóvenes que sean santos! Se casan hoy para alcanzar la santidad, porque han descubierto que este es el camino para llevar más fácil, rápida y perfectamente a la Bienaventuranza eterna.
Para vencer el calor y cansancio del camino que inician Jesucristo los invita a nutrirse del Pan que vitaliza y la Vid que fortalece, en la Santísima Eucaristía. Si asumimos que el matrimonio es una senda de mutua perfección, que suele incluir múltiples dificultades donde “la vida no es fácil”, y si acaso a ello le sumamos que socialmente no es moda estar casados por la Iglesia, entonces: ¿Cómo se puede alcanzar una vida perfecta como matrimonio hoy?
La respuesta es que humanamente es imposible, mas  con la ayuda de Dios si lo es. Por ello, los esposos deben procurar ser en todo momento veraces intérpretes del amor de Dios, fidedignos espejos donde se refleje la bondad, la misericordia, y la verdad, de un Dios que ha querido tomar parte de nuestra vida de manera plena desde que “el Verbo de Dios de hizo carne y habitó en medio nuestro”.
Es así –entonces- que, en torno a una mesa nuestro Señor Jesús realizó grandes prodigios. Al inicio de sus milagros en Caná de Galilea bendijo a una pareja de novios. Como entonces, en nuestros días,  un buen vino es ocasión para brindar, para animar el corazón…cuando se consume razonablemente, tal como esperamos ha de ser en unas horas más. Si ya lo dice la Escritura: “El vino alegra el corazón de hombre”.
En torno a una mesa el Señor celebró la Institución de la Santísima Eucaristía, ocasión donde previamente nos dio el mandato de la caridad fraterna. Dicho precepto no viene a limitar nuestra libertad sino a darle su más perfecto sentido toda vez que Cristo no es el rival de la libertad humana sino su principal garante. Desde esta realidad, la vida del hombre y la mujer unidos en matrimonio se ve fortalecida porque está fundada sobre los preceptos establecidos por Dios mismo, que son inmodificables por el arbitrio del hombre en cuanto fueron escritos por el mismo Dios, que no borra con el codo lo que escribe con su mano.
Él hace que la vida familiar sea familiar; Él hace que la vida familiar sea una constante donación, ÉL hace que los esposos sean tan santos como felices a la vez. Amén.

Padre Jaime Herrera González / Cura Párroco de Puerto Claro / Valparaíso / Chile.
 
        PADRE JAIME HERRERA GONZÁLEZ VIÑA


viernes, 30 de octubre de 2015

¿Qué podemos hacer ante la muerte de un ser querido con los niños?



“Una flor sobre su tumba se marchita, una lágrima sobre su recuerdo se evapora. Una oración por su alma, la recibe Dios” (San Agustín de Hipona).


La verdad siempre se debe decir: El niño debe comprender lo que se le está diciendo. No temer usar la palabra “muerte”, con la salvedad de acompañarla  con el deseo de tenerle siempre presente, que se le va a recordar agradecidamente pues,  junto a él se pasaba gratamente.

Mensaje adaptado a la edad: Teniendo presente que no todos los niños maduran igualmente a determinada edad. Los niños si preguntan deben obtener una respuesta segura y clara respecto de lo que significa la muerte.

No usar muchas metáforas: Para una familia creyente la explicación que el fallecido “está en cielo” puede ser eficaz, pero para aquel pequeño que no tiene una sólida formación religiosa puede parecerle que el ser querido va de viaje. Actualmente, un niño desde los seis o siete años sabe lo que es la muerte porque constantemente la encuentra anunciada en los diversos medios de comunicación. Los padres de familia deben hablar de la trascendencia del alma humana para que los niños comprenden mejor el misterio de la muerte de un ser querido, particularmente aquella que es inesperada.

Dar un mensaje oportuno: Sin prisa indebida  ni tardanza impropia es necesario dar a conocer la noticia de la muerte de un ser querido, para ello, es conveniente rezar a Dios para que le conceda, a los padres de familia,  la gracia de encontrar las palabras más oportunas.


A nadie bendice más Dios, que al padre y madre de familia en orden a iluminar a sus hijos con la fe y fortalecerlos en la práctica de las virtudes.

Como padres tengan certeza en que Dios les apoyará en todo momento y en cada palabra.

En el Cielo es tan grande la felicidad que sólo eso puede llenar el corazón de quien  llega a él. Nada más podemos aspirar nada mayor podemos obtener que estar con Dios para siempre.

No temer expresar dolor ante la muerte: Jesús lloró ante la muerte de su amigo Lázaro. Cristo es perfecto Dios y perfecto hombre. Quiso con ello dar ejemplo de acompañar el sufrimiento que se tiene ante la partida de un ser querido, en todo momento debe estar acompañado del anuncio de la resurrección definitiva. El hombre está llamado a la vida, porque en Jesús tomos viviremos. Si un niño llora ni impedírselo, tampoco callar en familia el asunto de la muerte de un ser querido porque el niño puede entender que eso es algo malo que los coloca tristes. Si el niño se da cuenta de la tristeza y silencio de los adultos entonces debe saber cuál es la razón de ello.

Estar cerca de los niños en esos días: No aislar al niño ni hacerle pensar que nada ha sucedido. Es necesario vivir el duelo en familia. No buscar distraer a los niños sino más bien enseñarles a vivir la tristeza desde la fe, la cercanía y el cariño.

Participación de los niños en litúrgicas de despedida: Es conveniente que los niños  creyentes participen en los oficios religiosos, pues su oración es grata a los oídos de Dios y siempre los escucha. Que lleve una flor como regalo o un cirio como signo de recuerdo, que sepa que se le toma en serio su presencia en cada Santa Misa y ceremonia.

Debemos recordar que los primeros en reconocer a Jesús fueron los niños en Jerusalén, por lo que también, ellos no dejarán de reconocer el camino de la muerte de un ser querido como el regreso de cada uno hacia Dios para siempre.

“La vida fue dada para buscar a Dios, la muerte para encontrarlo, la eternidad para poseerlo (San Alberto Hurtado Cruchaga).



Padre Jaime Herrera González
Capellán  Saint  Peter’s School


                       

jueves, 30 de julio de 2015

Es el amor de Cristo el que nos urge en el apostolado

HOMILÍA  JUEVES / SEMANA DÉCIMO SÉPTIMA / TIEMPO ORDINARIO / CICLO “B”.
1.        “Moisés hizo todo conforme a lo que Dios le había mandado”. (Éxodo XL, 16)


En una oportunidad transité el tradicional puente de Brooklyn en sus casi dos kilómetros de largo. Estando allí da la impresión que pasa el mundo de un lado a otro: razas, idiomas, creencias, y culturas. Todo en el lugar parece deambular. Seguramente, si nos detenemos a conversar con los peatones sobre religión encontraremos múltiples respuestas, las cuales confluirán en una visión de un ser superior, que “más o menos” dirige el universo, en tanto que,  respecto de la vida moral no faltará un cierto denominador común de “haz el bien y evita el mal” (Salmo XXXIV, 14).  Mas, si profundizamos en lo que realmente se cree llegaremos a la conclusión  que lo que caracteriza la vida del católico fue, es y será la expectación por la segunda venida de Cristo, tal como Él lo anunció y como lo profesamos en el rezo del Credo: “y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin”.
Hoy, esperamos lo que tenemos, mañana, tendremos lo que esperamos. La expectación por la venida del Mesías tuvo su respuesta en el silencio de un portal en Belén, sin gritos, sin trompetas, sin más celebración que la de las miradas llenas de afecto de los padres hacia su único Hijo y de Éste agradecido hacia sus padres. Pasó largo tiempo para que se cumpliera la Escritura: “Dios envió al Salvador del mundo” (San Juan III, 17)  y lo hizo mostrándose “envuelto en pañales” (San Lucas II, 12).
El Evangelista San Juan, en el prólogo de su relato señala: “Vino a los suyos y los suyos no lo reconocieron” (San Juan I, 11). El Señor resucitado y glorificado vendrá pasado el tiempo de la Iglesia a juzgar a los vivos y a los muertos, para lo cual, desde ya nos  preparamos teniendo la certeza que su venida es inminente en el sentido del bien que esperamos y de la insignificancia de lo que es cada uno de nosotros. ¿Qué representa el tiempo que vivimos en relación a la historia del universo?
Desde hace siglos el hombre ha pretendido suplantar el protagonismo de Dios, la creatura aparece ahora rivalizando con su Divino Creador. Si el primer pecado fue que el hombre quiso ser como un Dios, ahora ese hombre pretende enfrentarse con su Dios creyendo ser un dios.
Si muchas veces podemos decir: “El tiempo pasa volando”, con mayor razón lo afirmamos respecto de nuestro camino recorrido, en el tiempo que hasta la fecha Dios nos ha regalado…si hacemos una línea del tiempo y colocamos los diversos hitos de nuestra vida, veremos que ha pasado realmente “el tiempo volando” y que, en realidad, vista la historia del mundo resulta mínimo el tiempo que viviremos.

2.        “Dichosos los que moran en tu casa, te alaban por siempre”. (Salmo LXXXV, 54).
En la actualidad muchos hablan del mundo como una “aldea global”, en virtud que los tiempos y distancias parecen haberse abreviado notablemente. Por cierto, el hogar adquiere un ámbito más universal, en tanto que,  el universo parece revestirse de las características que antaño reservamos exclusivamente a una realidad doméstica. Por esto, la Iglesia inserta “en el mundo sin ser del mundo” (San Juan XV, 19), nos exhorta a abrir de par en par las puertas de corazón, de nuestra vida, de nuestro ser, al amor de Dios, punto de inicio y llegada de todo cuanto existe.
San Pablo nos recuerda que “la caridad de Cristo nos urge” (2 Corintios V, 14) es decir, nos apremia procurar transmitir la misericordia de Dios al mundo, pues, en vistas a su advenimiento en la Parusía, la vivencia de la caridad constituye un signo y un anticipo de su presencia.
Por esto, diremos que nadie vive más actualizadamente que aquel que procura hacer del amor de Dios el inicio de sus palabras, el impulso de sus acciones y el origen de sus sentimientos, a la vez que,  el procurar hacer vida el mandamiento de oro de Jesús nos lleva a ser verdaderamente fermentos de un progreso humano que sólo perdura si va de la mano con la verdad y el bien.
En cambio, los que viven sacando a Dios de la sociedad, y promoviendo una cultura agnóstica,  son retrógrados porque pretenden una vida humana prehistórica donde el deseo y el instinto tienen según ellos la última palabra en la vida humana. Y, no es así. ¡Somos más que instintos! Hay un alma que nos permite buscar, encontrar y vivir según el querer de Dios, que nos permite mirar el cumplimiento de su voluntad como el verdadero camino para nuestra realización. Jóvenes: ¿Quieren ser libres? Amen a Dios… ¿Desean que otros sean libres? Muéstrenles a Aquel que dijo: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida(San Juan XIV, 6).
3.       “Es semejante el Reino de los Cielos a una red que se echa en el mar y recoge peces de todas clases”. (San Mateo XIII, 47).
En sólo un versículo nuestro Señor nos enseña hoy una hermosa parábola, en la cual nos invita a descubrir dónde debe mostrarse ese amor que hemos descubierto y que Dios nos ha revelado inmerecidamente.  
Entonces, nuevamente nuestro corazón retorna a Belén. Allí Dios tendió la mano a toda la humanidad. La red del amor de Dios se abrió para abrazar a todos, para llamar a todos y para ofrecer a todos una nueva vida en Jesucristo quien es la palabra definitiva del Padre. Ese día aconteció algo maravilloso, que nos lo dice el Santo que la Iglesia honra en este día: “Aquel primer Adán fue plasmado del barro deleznable; el ultimo Adán se formó en las entrañas preciosas de la Virgen. En aquel, la tierra se convierte en carne; en Éste, la carne llega a ser Dios” (San Pedro Crisólogo, Sermón CVII).
a). En primer lugar, la red fue hecha para recoger, es lo propio. Una red que deja pasar no sirve. Nuestra Iglesia sirve en la medida que acoge.  Cultivemos una comunidad de “bienvenidas” más que de “despedidas”. Sed más “soñadores” que “historiadores”, animándose mutuamente a impulsar nuevos proyectos, mejores iniciativas para ver como todo puede mejorar según el querer de Dios.
b). En segundo lugar,  la red no puede quedarse a la orilla, sino que  debe se debe ir mar adentro. Sólo en las aguas profundas se hecha la red. No es una frágil malla que capta los peces de orilla, sino que apunta a la generosidad de los frutos insertos en las aguas más profundas. ¡Duc in altum! (San Lucas V, 4).
c). En tercer lugar, la red se lanza en el mar. La Iglesia está presente en el mundo. Es parte del mundo pero no le pertenece al mundo ni es esclava de él, para dejarse seducir como una veleta por las simples brisas, ni para presentarse como una mendiga de verdades y novedades. Nuestra vida de apostolado tiene como ejemplo la respuesta de Simón Pedro en medio de la pesca infructuosa: “Por tu palabra Señor echaré nuevamente las redes” (San Lucas V, 4-6), a pesar del cansancio, de la fatiga, de la incomprensión y la aparente esterilidad de nuestro emprendimiento apostólico. La orden fue dada por Jesús, es su pesca, en la cual estamos llamados a servir. No nos adueñemos del apostolado,  que el único Jefe es el Señor. ¡A Él nos debemos!

d). En cuarto lugar, la red recoge toda clase de peces: en la Iglesia,  a la cual pertenecen los que han recibido el sacramento del bautismo,  encontramos “toda clases de peces”. Compartir la fe es el imperativo que permite convivir con diferentes personalidades, y culturas. Aunque diferentes, permanece sobre toda fuerza y debilidad, la unidad que nace desde el vínculo de la fe.
Como en toda obra de Cristo, desde Caná de Galilea  al Cenáculo en Pentecostés, la presencia de nuestra Madre Santísima, no es algo cosmético ni circundante en el devenir de la única Iglesia fundada por Jesucristo, sino que la devoción a la Virgen es inherente a nuestra fe católica, de tal manera que nuestra vida entera está llamada a ser una constante entrega, un permanente “hágase” que nos lleve a decir a toda hora y en cualquier lugar: ¡Si a Cristo…Si a su Iglesia…Si a la Virgen María!
¡Viva Cristo Rey!
          
Pbro. Jaime Herrera González, Cura Párroco de Nuestra Señora de las Mercedes de Puerto Claro


viernes, 24 de abril de 2015

Misa Colegio 2015


Carta a los Apoderados de Primera Comunión - Programa de Primera Comunión 2015



Estimados Padre y Madre,
Presente. 
                            En Viña del Mar, a Jueves 16 de Abril del 2015. Jubileo de la Redención.
De nuestra consideración,
                                               En medio de la celebración de la Pascua de Resurrección, y en camino al Jubileo de la Misericordia al que el Romano Pontífice nos ha convocado, me dirijo a Uds. con el fin de  hacer extensiva la invitación a participar de la Catequesis de Primera Comunión a su hijo (a), durante el año en curso, tal como ha sido la práctica de nuestro Colegio en los últimos cincuenta años.
                                               El Catecismo está abierto para todos los alumnos del Colegio, que cursando Cuarto año Básico, y cumplidos más de diez años, deseen recibir el sacramento de la Santísima Eucaristía en la Primera Comunión, a través de una preparación que reviste un carácter específico del ámbito educativo, diferente por cierto, al que se imparte en parroquias y movimientos laicales de la Iglesia,
Catecismo de Abril a Diciembre: Los alumnos del Colegio pueden acceder a diversas modalidades coadyuvantes en la formación moral y espiritual como Talleres y Escuelas para Padres, en virtud de poder contar con la asistencia diaria de los niños.  Los alumnos participarán en una clase semanal, con un programa propio de temas especialmente preparado para ellos y sus padres, los cuales están vivamente invitados a participar en el horario propuesto.
Aprender acompañados: Los padres están llamados a ser verdaderos “intérpretes del amor de Dios” para sus hijos, por ello resulta fundamental el testimonio y cercanía de ellos para el mejor crecimiento en la Fe. Ninguna persona ni institución por antigua y de excelencia que sea, puede suplir el papel que los padres de familia tienen respecto de la educación religiosa de sus hijos.
Aprender compartiendo: No basta tener la cercanía, es necesario avanzar por el mismo camino en el plano de la Fe, lo cual resulta imprescindible para la maduración de la Fe de cada niño, el cual al constatar que sus padres le acompañan verifica, además, que durante el tiempo de catequesis también sus padres dan la importancia debida a Dios en sus vidas.  
Todos llamados a aprender: En la vida parroquial el criterio de pertenencia lo da la habitabilidad y cercanía, en el caso de los movimientos laicales, lo confiere la aceptación a un determinado programa de vida y espiritualidad de grupo, en cambio, en el Colegio se da una rica diversidad de origen, de historia familiar, de cultura y nacionalidad, que le permiten a los alumnos prepararse más integralmente ante una sociedad que presenta múltiples desafíos para la vivencia de los creyentes.                                         
Aprender en síntesis: Nuestro Colegio, atento a las realidades espirituales de los fieles, procurando facilitar la más temprana participación en la vida sacramental de sus alumnos, permite que un período acotado, e igualmente intenso, puedan prepararse convenientemente a la recepción del Misterio de la Fe, como es la Santísima Eucaristía. Una catequesis impartida en menos tiempo implica intensidad y capacidad de síntesis, no ligereza ni liviandad.
Los criterios citados, nos exhortan a impartir la modalidad de Catequesis Familiar adecuada al horario de los padres de familia, para lo cual les solicitamos el compromiso de asumir la asistencia como algo necesario, procurando responde adecuadamente tanto a las celebraciones litúrgicas de cada mes, como a los Talleres de Catequesis Familiar programados.
La Primera Comunión está programada para el día sábado 5 de Diciembre, a las 10:00 A.M. como culminación del Mes de María e inicio del Jubileo de la Redención, a realizarse en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, ubicada en Avenida Libertad Nº 245 de Viña del Mar. Los Talleres de Catecismo para los Padres y Madres de Familia se iniciarán el martes 21 de Abril a las 19:00 P.M. en la sala Nº 1 el Colegio y se extenderán hasta el martes 24 de Noviembre. Es importante destacar que la hora de inicio estará en directa relación con la hora de término…!partir a la hora, para terminar a la hora! En caso de lluvia la Catequesis Familiar no se suspenderá.
De la misma manera, tendremos las celebraciones que la Comisión Nacional de Catecismo recomienda: La “Entrega del Catecismo” (Domingo 26 de Abril); “Entrega del Decálogo y de las Bienaventuranzas” (Domingo 31 de Mayo);  “Entrega del Nuevo Testamento” (Domingo 30 de Agosto); “Entrega del Padre Nuestro” (Domingo 30 de Octubre), “Entrega del Santísimo Rosario” (Domingo 22 de Noviembre).
En tanto, tendremos una Liturgia Penitencial para los niños y otra para los padres de familia, y una peregrinación al Santuario de Santa Teresa de Los Andes, la cual se realiza desde el año 1998 con los alumnos de Primera Comunión y sus familias.
En consecuencia. Todas las actividades programadas de Catequesis Familiar, sólo pueden tener un resultado favorable, real y eficaz, si acaso durante el transcurso del año, los padres de familia se esfuerzan en cumplir el deber de santificar el da del señor, que es el Domingo, con la asistencia y participación en la Santa Misa, pues la experiencia enseña que aquellos niños que vea a sus padres acudir gozosos a cada celebración, se sentirán movidos a imitarlos.
Sin otro particular, se despide con afecto. Dios Guarde a Uds, y familia,
Pbro. Jaime Herrera González,

Capellán Saint Peter’s School.


PROGRAMA DE PRIMERA COMUNION SAINT PETER’S SCHOOL  AÑO 2015
"Padre, esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero y a tu enviado Jesucristo" (San Juan XVII ,3). "Dios, nuestro Salvador... quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad" (1 Timoteo II, 3-4). "No hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos" (Hechos de los Apóstoles  IV, 12), sino el nombre de Jesús.
La Catequesis, en cuanto educación en la fe y transmisión orgánica y sistemática de la doctrina cristiana, ha sido considerada por nuestra Iglesia como una de las tareas principales. En la Catequesis lo que se transmite es la enseñanza de Jesucristo, la Verdad que Él es. “Así pues hay que decir que, en la Catequesis, lo que se enseña es a Cristo, el Verbo Encarnado e Hijo de Dios y todo lo demás en la medida en que se refiera a Él; el único que enseña es Cristo y cualquier otro lo hace en cuanto portavoz suyo… la única preocupación debe ser la de comunicar la doctrina y la vida de Jesús, llevando a todos a la íntima comunión con Él” (Catechesis Tradendae, Nº 5).

PRIMER SEMESTRE:

“Aproximación, Fundamentos y síntesis de la Fe (Credo Apostólico). Se inicia en el conocimiento de Jesucristo para que lo busquen, lo encuentro y vivan con Él (Comunión de deseo).

ABRIL: MES DE ORACIÓN POR LA FE.
Martes 20 de Abril: Taller Iº: “Creo en Dios”.
Domingo 26 de Abril: Santa Misa y Entrega del Libro de Catecismo a los niños. 18:30.
Martes 28 de Abril. Taller IIº: “La Sagrada Escritura”.

MAYO: MES DE LAS VOCACIONES SACERDOTALES.
Martes 05 de Mayo: Taller IIIº “Jesucristo, Redentor del Universo”.
Martes 12 de Mayo: “Milagros. Parábolas y discursos de Jesús”.
Martes 19 de Mayo: Vacaciones  Primer Trimestre.
Martes 26 de Mayo: Taller IVº: “El Espíritu Santo, Alma del alma y Alma de la Iglesia”.
Domingo 31 de Mayo: Santa Misa y entrega Decálogo y Bienaventuranzas. 18:30 PM.


JUNIO: MES DE ORACIÓN POR LA IGLESIA.

Martes  08 de Junio: Taller Vº: “Fundación de la Iglesia”. Origen y Misión.
Martes  15 de Junio: Taller VIº: “La  Iglesia: Una, Santa, Católica y Apostólica”.
Martes 22 de Junio: Taller VIIº: “Síntesis de Historia de la Iglesia”. Cristo e Iglesia.
Martes 29 de Junio: Feriado Religioso Día del Pontificado Romano. (No hay catequesis).

JULIO: MES DE ORACION POR CONVERSIÓN DEL MUNDO.

Martes 07 de Julio: Taller  VIIIº: “Dogmas de La Virgen María” y devoción mariana.
Martes 14 de Julio: Vacaciones de Invierno. (No hay catequesis).
Martes 21 de Julio: Vacaciones de Invierno. (No hay catequesis).
Martes 28 de Julio: Taller IXº: “Las Postrimerías: Cielo, Infierno y Purgatorio”.

SEGUNDO SEMESTRE:

“Centrado en Jesucristo, se profundiza en los sacramentos como fuente de la gracia. Luego, se presentan los mandamientos de Dios y de la Iglesia, para procurar actuar según la voluntad de Dios, de acuerdo a la condición bautismal como hijos de Dios. Varios talleres se dedican a la preparación inmediata de la recepción de la Sagrada Comunión, de manera que puedan acercarse al sacramento bien dispuesto y preparado”. (Comunión sacramental).

AGOSTO: MES DE LA CARIDAD FRATERNA.
Martes 04 de Agosto: Taller Xº: “Las obras de Misericordia Espirituales y Corporales”.
Martes 11 de Agosto: Taller XIº: “Los Diez Mandamientos y las Bienaventuranzas”.
Martes 18 de Agosto: Taller XIIº: “Amar a Dios”, “Jurar por Dios” “Día del Señor”.
Martes 25 de Agosto.: Taller XIIº: “Amor a los Padres”, “Familia futuro del mundo”.
Domingo 30 de agosto: Santa Misa y Entrega del Nuevo Testamento. 18:30 PM. 

SEPTIEMBRE: MES DE LA SANTA BIBLIA.
Martes 01 de Septiembre: Taller XIIIº: “La vida como Don de Dios”.
Martes 08 de Septiembre: Taller XIVº: “Santidad en alma y cuerpo”.
Martes 15 de Septiembre: Vacaciones de Fiestas Patrias
Domingo 27  de Septiembre: Procesión Virgen de Carmen y Santa Misa. 16:00 PM.
Martes 29 de Septiembre: Taller XVº: “Mandamientos de la Iglesia Santa”.

OCTUBRE: MES DE LA FAMILIA.
Martes 06 de Octubre: Taller XVIº: Sacramento del Bautismo.
Martes 13 de Octubre: Taller XVIIº: Sacramento de la Confirmación.
Martes 20 de Octubre: Taller XVIIIIº: Sacramento de la Confesión.
Domingo 25 de Octubre: Santa Misa y Entrega del Padre Nuestro. 18:30 PM.
Martes 27 de Octubre: Taller XIXº: Sacramento del Orden Sacerdotal. Vocaciones.

NOVIEMBRE: MES DE LA VIRGEN MARÍA.
Martes 03 de Noviembre: Taller XXº: Sacramento de la Extremaunción.
Martes 10 de Noviembre: Taller XXIº: Sacramento de la Eucaristía (1ª Parte).
Martes 17 de Noviembre: Taller XXIIº: Sacramento de la Eucaristía (2ª Parte).
Domingo 22 de noviembre: Santa Misa y entrega del Santísimo Rosario 18:30 PM.
Martes 24 de Noviembre: Taller XXIIIº: Sacramento de la Eucaristía (3ª Parte).

DICIEMBRE: ESPERANDO EL NACIMIENTO DE JESUCRISTO.
Sábado 5 de Diciembre: Santa Misa de Primera Comunión (Parroquia Virgen del Carmen Viña del Mar: 10:00 AM).
23 talleres; Asistencia mínima del 75%.
2 semanas confesión padres y familiares y 2 ensayos de ceremonia en el templo.
6 Celebraciones de la Misa Dominical en el Colegio (en la Pérgola a las 18:30 AM).