TEMA
DE FORMACIÓN MES DE
MARZO DEL 2017.
Aunque resulta
imposible negar que la actividad no ocupó un espacio relevante en la prensa
nacional, y menos aún en la internacional, la reciente visita hecha por los
obispos en Chile al actual Romano Pontífice sin duda encierra una importancia
para cada comunidad diocesana de nuestro país, pues el procurar mantener
contacto con el sucesor de San Pedro puede resultar un medio eficaz para
obtener nuevas gracias y múltiples bendiciones para cada iglesia diocesana.
DIÓCESIS DE VALPARAÍSO CHILE 2017
|
Inciertos en el umbral
de una apostasía, que se manifiesta
de múltiples formas; baja participación en los sacramentos,
abrupta disminución de la vida consagrada y sacerdotal, escasa literatura religiosa,
poca valoración de la oración, menosprecio a la penitencia y en general a todo
lo que implique espíritu de sacrificio, vivencia de la caridad en tercera
persona y abiertamente publicitada olvidando el tradicional pudor del creyente
a la hora de hacer el bien sin mirar a quien, todo lo anterior forma parte
de un holding de actitudes que son
sintomáticas de un creciente abandono
de la fe recibida en el bautismo y profesada en los sacramento de iniciación a
la fe (Bautismo, Eucaristía, Confirmación).
Sin duda lo que hoy mayoritariamente se cree es muy vago y
resulta poco incidente en la vida cotidiana. La marcha de un mundo
alejado de Dios hace ver a quienes permanecen fieles como un grupo ajeno a la
sociedad, cuyo mensaje no se ve como algo que se puede cuestionar sino como una
realidad inexistente que se debe simplemente ignorar. Las grandes
persecuciones a la fe que hubo en el pasado han dado lugar una verdadera apatía ciudadana frente a la vida
espiritual, la cual, en ocasiones, es
presentada reductivamente por cuantos están llamados a ser “sal de la tierra” y “luz del
mundo” (San Mateo V, 13-16).
OBISPO EN VISITA AL VATICANO 2017
|
En la actualidad prima el
endiosamiento de la delgadez: ¡Ser flaco está in! En la moda resulta incuestionable la cultura del bajo peso, y por
otra parte, el tener un sobrepeso es objeto de un insulto en sí mismo. Por esto
se promueve fuertemente bajar de peso, colocando visibles carteles en los
alimentos que hacen percibir un apetitoso pastel como el mayor de los venenos y
la refrescante gaseosa como una voraz cicuta.
Para ello, hay multitud
de dietas para bajar de peso. Y es que las dietas pueden ser positivas para
quien tiene sobrepeso pero nunca se puede colocar a dieta la vida como
creyente. La vida interior “light”
es “naturalmente laicista”, consecuencia de una sistemática reducción de
la fe que deviene de una hermenéutica ya
propuesta por Satanás en el paraíso terrenal a nuestros primeros padres al
decirles: “seréis como dioses”, ofreciéndoles
a ellos la fantasía de dictaminar lo bueno
y lo malo.
SACERDOTE JAIME HERRERA VIÑA 2017 |
Cautivados por el endiosamiento de la conciencia olvidaron
con prontitud los dictámenes del Creador, haciendo caso omiso a la voz interior
de Dios extinguiéndola con el juicio
propio, que conduce al individualismo,
y a la soberanía ciudadana, que encamina hacia un colectivismo
esclavizador. De esto último tenemos un amplio ejemplo, pues resulta
innumerable la muchedumbre que adecua los principios morales, las verdades
reveladas, y los dictámenes de la conciencia moral, ante la opinión de una
mayoría siempre vulnerable, con la gravedad que no hay discernimiento
alguno respecto de aquello que se afirma en las nuevas redes sociales de toda especie.
El refranero popular
dice: ¿Dónde está Vicente?...! Donde está
toda la gente! y ¿Dónde está el cristiano? La respuesta es más elocuente que citar un
simple adagio, pues encierra el drama de ceder a los dictámenes de lo que otros
dicen desde una vida en la cual el Evangelio de Jesucristo ya no tiene
cabida, porque ha sido despreciado, llegando a negar sistemáticamente el
esplendor de una verdad divinamente dada a conocer: “Vino a los suyos, y ellos no lo reconocieron” (San Juan I, 11)…”Jerusalén
que rechazas a los profetas” (San
Lucas X, 13-14).
Nuestra fe no surge de
diálogos, acuerdos ni convencionalismos.
Viene de lo que Cristo dijo, y que ha sido profesado con la sangre y vida de
los mártires y santos, fielmente cobijado
aquel “depósito de la fe” por
nuestra Iglesia, que como Madre y Maestra, experta en
humanidad porque llevó en su vientre a quien la formó, ha enseñado en la voz de
un magisterio espiritualmente asistido: “Yo
enviare mi espíritu” (San Juan XIV, 26), (San Mateo XVI, 18).
Entonces, no nos ponemos de acuerdo en qué creer, sino en creer a Quien dijo de
sí mismo: “Yo soy el camino, la verdad, y la vida”
(San Juan XIV, 6).
Una sociedad donde todo
parece modificarse requiere con urgencia del don preciado de la fe como camino a seguir, como roca donde apoyarse
ante una cultura gelatinosa, que
ofrece placeres y devenires al margen de Dios.
SACERDOTE JAIME HERRERA VIÑA 2017 |
Si este verano fuimos a
visitar alguna de las innumerables ferias de artesanía de nuestras ciudades, descubrimos una total ausencia de la imaginería
religiosa. De cien locales, en uno quizás hubo algo: es la ausencia del desinterés. Pero no sólo es evidente el olvido
ambiental de una sociedad de ya alejadas raíces cristianas, sino que al
interior de las diversas comunidades creyentes se percibe una declinación que
va mucho más allá que un simple cambio cultural, o de costumbres propias del
“avance” y “progreso” de la sociedad.
La visita de cada
obispo ante el Romano Pontífice fue, es y será siempre motivo de esperanza para
cada católico y cada una de nuestras comunidades parroquiales, toda vez que permite recordar de dónde, por dónde
y hacia dónde se encamina el paso de nuestra Iglesia.
En el pasado otros obispos visitaron a otros pontífices, y en futuro otros
repetirán la visita que los actuales han hecho, recordando que cada visita Ad
Limina Apostolurn tiene como fin que Jesucristo sea: más buscado, más encontrado y
más amado. ¡Que Viva Cristo Rey!
No hay comentarios:
Publicar un comentario