TEMA DE FORMACIÓN GENERAL MES JULIO DEL 2017.
“No hay motivos para rendirse ante el despotismo
del mal”
(Benedicto XVIO , Ciudad de León, México
2012).
Cuando ingrese al Pontificio Seminario Mayor de Lo Vásquez lo
hice junto a otros veinticuatro seminaristas de los cuales nos terminamos
ordenando como sacerdotes un tercio. Con el tiempo el Seminario Diocesano de
Valparaíso llegó a tener unos noventa seminaristas, proyectando su crecimiento
a fines de la década de los ochenta a unos ciento veinte. De hecho el Seminario
se amplió pensando en esa cifra.
“De un tiempo a esta parte” y por “múltiples razones” el número de jóvenes que están cursando en el
Seminario Diocesano de Valparaíso se ha jibarizado
de manera tan dramática como sorprendente.
Es legítimo y necesario –entonces- preguntarse: ¿Todos los
seminarios diocesanos del mundo han disminuido? ¿ Cuáles son las razones? ¿Por
dónde va el camino de buscar vocaciones? Son preguntas que no pueden dejar
indiferente a ninguna comunidad parroquial y a ningún feligrés en general, pues,
de ello depende el futuro de nuestra
Iglesia: “Sin sacerdote no hay Eucaristía, y sin Eucaristía no hay presencia real de Cristo en el mundo” (Arzobispo
Emilio Tagle Covarrubias).
Sin duda, la realidad vocacional es un desafío, y siguiendo el
camino propuesto por el actual Sumo Pontífice, en orden a “no quejarse y a focalizarse en las
capacidades sobre las debilidades”, hemos encontrado recientemente la
hermosa noticia de dos jóvenes sacerdotes, quienes han recibido el Sacramento
del Orden (Sacerdocio) luego de haber cumplido
una carrea profesional muy particular: el ser conocidos futbolistas.
Un antiguo refrán popular dice: “Dios los cría y el diablo los junta”. Curiosamente, los “Diablos rojos” han sido una
cantera donde han saltado ambos hacia el
sacerdocio. Uno de ello jugando en los “Diablos rojos del Manchester United” de
Ingleterra y el otro, jugando en los
“Diablo Rojos de Nublence” en Chile.
Ciertamente, hay elementos genéricos en la vocación de ambos,
pero también, en la vida personal podemos descubrir algunas características
individuales, que nos pueden servir para impulsar una renovada y hasta agresiva
promoción de las vocaciones a la Vida
Sacerdotal y Religiosa en nuestra Diócesis porteña, asumiendo el compromiso de
una real y común preocupación por la vida de nuestro Seminario de Lo
Vásquez, de cuya vitalidad dependerá la
vida de la Iglesia y de comunidades parroquiales y educacionales.
Junto al recordado Papa Benedicto XVI, una vez mas ¡y las que
sea necesario! repetimos: “¡No nos
rendiremos ante el despotismo del mal!” Que desea dejar a nuestra Iglesia sin la Santa
Misa…Simplemente, ¡non possumos!
Por esto miremos tres puntos concretos: (1) Pastoral de monaguillos, (2) Oración personal: Misa diaria,
Adoración al Santísimo y Santo Rosario,y
(3)
Formación seria.
Acólitos: El 75% de las actuales vocaciones
del país del Norte han sido monaguillos en alguna etapa de su vida. Ninguna
otra instancia eclesial tiene a su haber tan noble reconocimiento, por lo que es
urgente fomentar la participación de los niños y jóvenes como Servidores del Altar
(monaguillos), recordando que “lo santo
lleva a lo santo” , y que el contacto adecuado con la Sagrada Liturgia sólo
puede tener el buen resultado en orden a aumentar el deseo de estar mas cerca
de Dios y de acrecentar las vocaciones sacerdotales.
Se debe evitar –entonces- la trivialidad, el desgano , el costumbrismo
propios del liberacionismo católico, recordando que el acólito “sirve al sacerdote en la mas importante de
sus funciones” entonces, se debe optar por un servicio al altar
masculino a imagen de los apóstoles que un día estuvieron alrededor del primer
alar en la primera misa.
La oración ante el Santísimo y el
rezo del Santo Rosario: Es vital para el creyente rezar con frecuencia, confianza y humildad.
Allí se descubre la voluntad de Dios. De grupos orantes, de familias orantes,
saldrán las vocaciones que nuestra Iglesia hoy día requiere. Las crisis vocacionales
son crisis de oración. El ir a Misa los domingos es el mejor engaste para que
surjan las vocaciones, pues, ninguna pastoral que se reconozca como católica
puede imaginarse e implementarse sin la participación en la Santa Misa.
La formación seria: El Seminario no es un laboratorio
para experimentar cualquier tipo de formación.
El alumno debe apoyar su llamado sobre la roca firme de una formación que le asegure que lo que vive será
para siempre. Debe distinguirse por una vida coherente a lo que celebrará,. También, el mundo tiene derecho a recnocer al sacerdote
por su manera de vestir. El hábito y la sotana están de vuelta desde hace años. En nuestro tiempo, si resulta tan impropio
que un laico se disfrace de sacerdote sin serlo, lo es –también- en la lógica
de los “signo de los tiempos” , en los cuales el poder de la imagen es tan
relevante, el que el sacerdote se presente con la apariencia de un laico.
¿Qué implica una formación seria? Simple: Que sea la que los
santos han recibido, donde se han formado profundizando en el Magisterio
perenne, en la Palabra de Dios, en la vida de los Padres de la Iglesia y los
Santos, en la enseñanza de Santo Tomás de Aquino, en una sana filosofía, masticada y hecha vida por formadores que no confunden, en ningún momento, la posesión de un titulo
académico con la participación en la verdad y vida de la Iglesia Santa.
Para esto, desde el santo Concilio Tridentino y corroborado –luego- en el sínodo pastoral Vaticano II, con su
documento Optatam Totius sobre la vida y ministerio de los presbíteros, la
existencia y necesidad de los seminarios para dar una formación sacerdotal es
un imperativo de entonces y mas aun hoy,
por lo que no se puede reducir la vida como seminarista a tener un seminario que sea un pensionado
donde se come y se duerme,sino que el Seminario Diocesano ha de ser el cálido
hogar donde se formen los nuevos Jesús de nuestros altares, los Alter Christus
que urgen para la vida de nuestra Iglesia.
Ya vendrán tiempos mejores donde nuestro Seminario Pontificio
se vea verdaderamente renovado y atraiga a sí a ingente cantidad de jóvenes, por lo menos como los que contó hace tres décadas
atrás. Hace unos años visite el Seminario en el cual se formó uno de los
Testimonios Vocacionales que hoy destaco, y percibí, al igual que en otras tres
casas de formación diocesanas, respecto del estilo de formación que se impartía
era muy similar, y por cierto con una vida de seminario de veinticuatro horas:
seminaristas, no pensionistas.
Bueno, este mes rezaremos –especialmente- por el aumento de las vocaciones en nuestra
Diócesis de Valparaíso, con la seguridad que la Virgen de Lo Vásquez no dejará
de escucharlas como cuando en 1981, luego de la celebración del Congreso
Eucaristico Nacional se impulsó el Gran Año del Sacerdocio cuyos frutos, al
menos en número, nunca han sido siquiera
replicados. No lo ovide: el mismo número de sacerdotes diocesanos de hace
cuarenta años es el que atiende hoy una población que se ha duplicado. ¡Rece por
la santidad del sacerdote! ¡Rece para que su parroquia tenga en el futuro numerosos
sacerdotes!
No, Señor: No tenemos
ningún motivo para rendirenos ante el
despotismo del mal, pues sabemos en Quien hemos puesto toda nuestra confianza.
¡Que Viva Cristo Rey!
PHILIP MULRYNE: DEL MANCHESTER
UNITED AL ALTAR.
El jugador
mediocampista del Marchester United (1997), y además jugo por el Norwich City , el Cardiff City y que fuese seleccionado nacional de fútbol
de su país (Irlanda del Norte), por la cual jugó veintisiete veces, fue ordenado sacerdote el día ocho de julio
del año 2017 , a la edad de treinta y nueve años, en la ciudad de Dublin luego de haberse preparado académicamente desde el 2011 , primero, en el Seminario Diocesano San Malaquias de Belfast por 3
años y luego, en el Seminario Irlandés
de Roma (4 años) donde acudió a la ecléctica
Universidad Gregoriana (Jesuitas) .
Desde los doce años jugaba fútbol en el equipo de su parroquia
San Oliver Plunckett, donde fue descubierto por los entrenadores de las
divisiones inferiore del Manchester United. Allí jugó junto a David Beckan, Andy Cole, Ryan Giggs,
Paul Scholes.
Fue expulsado de la selección irlandesa por haberse escapado
de la concentracion en una jornada. Durante su temporada como futbolista profesional a lo largo de
nueve años, obtuvo grandes premios: Premier
League, la F.A Cup, la Champions League y la Copa Intercontinental.
En forma posterior, Philip Mulryne se dedicó a multiples obras de caridad y tuvo
gran cercania con el obispo del lugar. Actualmente es miembro de la
Congregacion de Santo Domingo de Orlanda, fundada el año 1224, que están
presentes en las ciudades de Dublin, Cork, Galway, Tralee, Teherán (Irán), y
Roma. Entre sus nuevas funciones estará la de ser Capellán del equipo de Fútbol
“Newbridg”e en las cercanías de Dublin.
El Arzobispo Di Noia dijo en la Homilia: “Querido hermano, tus años de formación sacerdotal se desarrollaron en
el marco de la comunión fraterna de la Orden de Santo Domingo. Te has estado
preparando para el sacerdocio al mismo tiempo que estabas aptrendiendo a ser
domínico. Esta doble formación se entrelaza en cada punto hasta el día de hoy
cuando, por la imposición de manos, serás partícipe en la obra de mediación de
Cristo”·…
Luego añadió: “En un
sentido real, su experiencia como atleta le ayudó a prepararse para este
momento. He conocido el significado de trabajar duro para alcanzar una meta, y
ahora el objetivo es Cristo”. ..”Dad
a cada uno la Palabra de Dios que habéis recibido con gozo, meditando en la Ley
del Señor, ve que tu crees lo que lees, que enseñas lo que crees, y que
practicas lo que enseñas”.
Por su parte, el nuevo sacerdote y ex futbolista, en una
entrevista dijo que: “Este, es para mi una de las principales razones que
me atrajeron a la vida religiosa: entregarme totalmente a Dios en la profesión
de los consejos evangélicos, tomándolo como nuestro ejemplo y, a pesar de
nuestras debilidades y defectos, confiar en Él que nos transformará por su
gracia; t así, transformados por Él, comunicar a todos la alegria de conocer a
Dios”.
Del uniforme al hábito religioso
como Dios quiere
ERES SACERDOTE PARA SIEMPRE: ¡Alter Christus!
FUTBOLISTA
QUE JUGÓ EN CHILE AHORA ES SACERDOTE
El estadounidense Chase Michael Hilgenbrinck Mc Donald fue un destacado
futbolista profesional, que estuvo hace uso años en primera división, donde
alcanzó grandes logros mientras estuvo en Chile entre los años 2004 y 2007. Jugo
por Ñublense como lateral izquierdo, y se destacó por su técnica futbolística
siendo clave para el ascenso a primera división el año 2006, bajo la dirección
técnica de Luis Marcoleta.
Nació el dos de abril de
1982 en Quincy, Illinois. Ayudó como monaguillo junto a su hermano en la
Parroquia de la Santísima Trinidad de Bloomington, destacándose como futbolista
y católico en la secundaria y luego en la Universidad de Clemson, llegando a
ser seleccionado sub-17 de los EE.UU.
Luego de graduarse el
2004, Chase fue reclutado por la Liga Mayor de Fútbol (MLS), donde conoció a
Claudio Arias, el entrenador de fútbol chileno en la Southem Wesleyan
University, quien le sugirió ir a Chile donde lo podrían contratar
profesionalmente. Chase Hilgenbrinck firmó contrato con “Deportes Huachipato”,
siendo cedido luego a “Deportes Naval”, donde finalmente fue transferido a “Ñublense de Chillán” en Primera División.
Sus destinaciones
sacerdotales han sido: Vicario Parroquial de St. Anne en East Moline de
Illinois; Capellán en Alleman High School en Rock Island, y, desde el 8 de
Junio del 2016, en el Centro Católico
Newnan de St. John’s en Champaign de Illinois.
Revolucionó el mundo del
deporte cuando anunció que se retiraba para ingresar al Seminario para ser
sacerdote católico. El llamado fue decisivo: “Rezando en una iglesia encontré mi paz. Estaba frente al Sagrario,
solo frente al Señor. Y justo ahí en silencio, yo escuchaba en el fondo de mi
corazón, escuchaba en inglés: ¡Be my priest! Se mi sacerdote. Y no lo podía
creer. Yo le decía a Dios: “No sabes lo que estás diciendo”, pero sabía que era
el llamado del Señor”.
Luego de experimentar el
llamado de Dios a la vida sacerdotal, dejó su carrera en el fútbol y fue
ordenado sacerdote en la Diócesis de Peoria el 24 de Mayo del año 2014. Hace un
tiempo, mientras era seminarista, escribió una carta publicada en el “Catholic
Post” de Illinois donde señaló que:
“Muchos de mis amigos se preguntaban por qué Dios me apartó del fútbol, y luego
me preguntaban lo que haría ahora sin él. Quiero recordarles que nuestro Señor
no reniega de los dones que Él nos ha dado, sino que nos pide que los
utilicemos de una manera diferente. En vez de ser un jugador en un equipo,
ahora entreno, dirijo y soy capitán de nuestro equipo de fútbol del Seminario,
que juega en un torneo anual contra otros seminarios en la Costa Este. Sirvo
como capellán del equipo de fútbol Mount St. Mary de Primera División, y a
menudo me piden que de charlas a los jóvenes atletas sobre la naturaleza
complementaria de los deportes y la fe. Me encanta ser católico…No veo la hora
de ser sacerdote”.
En mayo de este año, el
ahora Padre Chase Hilgenbrinck agradeció a los fieles de la Capilla Santa Ana
de la Diócesis Chillan donde el solía acudir a la Santa Misa: “Todo lo que aprendía en el deporte son
cosas que también tengo que hacer en mi vida cristiana”…
”Lo
que aprendí en el deporte como el sacrificio de entrenar duro, la solidaridad,
el trabajo en grupo, son cosas que también tengo que hacer en la vida cristiana.
Lo que viví en el fútbol me sirvió mucho para tener todas las virtudes
necesarias para llevar una buena vida como cristiano”…”Cuando nos comprometemos
a algo importante en la vida todo va a cambiar. Cuando uno se casa la vida
cambia. El cambio no es malo, es algo natural, si no estamos comprometidos, la
vida no tiene ritmo y no tiene sacrificio”…”Yo no vine para hacer noticia, pero
le doy las gracias a los periodistas que les gusta la historia que Dios ha
creado (hecho) en mi vida”…”·Ojalá que
esto a nivel nacional sea una linda historia para la vida de la Iglesia con
Dios”. (Diario Crónica de Chillán).
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