“NO SE
PREOCUPE, ESTÁ JESÚS”
¿Quién abre, quién
celebra, quién barre, quién riega, quién prende las velas, quién cuida la
mascota?. Y, luego como una cadenciosa recitación: “¿cerraron, pusieron
candado, apagaron, guardaron, limpiaron, colocaron agua bendita en las pilas de
acceso? Es la preocupación que tenía previo a la intervención a la cadera que
tuve hace dos semanas atrás. Es lógico:
veinte años como permanente Cura Párroco crean una vinculación real de espiritual hacia los fieles que frecuentan la
Parroquia, y que suelen con respeto denominarme “Padre”. Esa paternidad se
extiende –también- hacia aquellos que un
día están llamados a encontrarla y eventualmente, no faltará quien está llamado
a reencontrarla.
De esto conversaba
mientras estaba hospitalizado. Casi como un lamento dije: ¿Quién estará en la
Parroquia?...Si han quedado solos, porque al no haber vocaciones ningún
sacerdote puede reemplazar en los oficios diarios, especialmente en este mes
que la mayoría del clero está de vacaciones. De pronto, la voz de un monaguillo que junto a su madre
vino a visitarme me dijo seriamente: “No
se preocupe, está Jesús”.
“Quien
a Dios tiene nada le falta, sólo Dios basta” escribía
sabiamente Santa Teresa de los Andes, cuyo Vº Centenario de Natalicio
celebramos este año. Por otra parte, nuestro Señor en la Ultima Cena sentenció:
“Yo estaré con vosotros todos los días
hasta el fin del mundo”. Entonces, muy claramente razonamos con el
salmista: “Si Dios está con nosotros,
¿Quién estará contra nosotros?”.
Las preocupaciones son
importantes, las ocupaciones también. Pero, lo decisivo es depositar nuestra
confianza en el Señor, y abandonarnos a los caminos que Él nos proponga por los
medios que Él tenga bien a usar. Desde los ángeles de la guarda que tienen su
misión, pasando por aquellos a quienes confía nuestras instituciones y
comunidades, pasando por la gracia que el Señor enciende en el alma de quienes
forman parte de cada comunidad.
A la luz de la fe, tras
esas “iniciativas” y “buena
voluntad” el Señor cuida su Casa, y
vela por el alma de cada uno de los que se cobijan bajo ese hogar. Y, es
verdad: ¡Allí está Jesús!, mirando,
velando, intercediendo, por lo que le pertenece en plenitud, y sobre lo cual
ejerce su realeza, a la cual, anualmente no dejamos de consagrarnos en la
Festividad Sagrado Corazón y para la
solemnidad de Cristo Rey del Universo.
Al inicio de este nuevo
Año Educativo, contando con la presencia numerosa de los padres y familiares de
los alumnos de nuestro Colegio, los invitamos a participar en esta misma
confianza, pues, por medio de su Palabra diremos: ¡Aquí está Jesús! Y la medida para tratar a cada uno de los niños y
jóvenes ha de ser la que usaban los padres de Jesús, San José Custodio y María
Santísima. ¡Sabían a quién cuidaban,
querían y acompañaban!
Todos somos testigos
que enfrentamos “tiempos nuevos”, que
ameritan una respuesta. Esta puede ser la de dejarse doblegar por la inercia de
los ideales transados con el modernismo, vale decir, flotar como la espuma sobre las olas y no
frenar su avance, sino sumarse a él.
Pero, está también la de
procurar apoyarnos en aquellas realidades instituciones que tengan una base
suficientes para enfrentar el tsunami
secularizador en el que los creyentes nos vemos envueltos. Lo vimos hace
unos días, cómo un espontaneo camarógrafo apoyado en un cartel metálico logró
filmar y sobrevivir al maremoto de febrero del 2010. ¡Un cartel lo salvó!
¿Dónde apoyarnos
nosotros al momento de impartir una sana
educación a las nuevas generaciones? La respuesta es evidente: Primero, sobre
Dios que no falla. El mismo se ha dado a conocer como la roca sobre la cual
nos podemos apoyar. Las personas cabían, los pueblos cambian, la geografía
cambia, entonces ¿Todo cambia? No, Dios permanece inmutable siempre, por eso
nos da la seguridad de que siguiendo sus enseñanzas, sus mandamientos y
viviendo con el auxilio de su gracia dada en los sacramentos obtendremos la luz
y la fuerza necesaria para vencer las adversidades y los tiempos de crisis que
eventualmente puedan surgir a lo largo de nuestra vida.
En segundo lugar, hemos
de apoyarnos en la familia: “El
futuro del mundo pasa por la familia”, recordaba el Papa Juan Pablo II,
precisamente en nuestra ciudad de Viña del Mar. Ese mensaje permanece
plenamente vigente en nuestros días, porque la realidad e importancia de la
vida familiar no depende de lo que se dice de ella sino de lo que ella es. De
la misma manera que una estrella no deja de existir porque nosotros no la
veamos ni una piedra preciosa pierde su valor porque no ha sido aún
descubierta, la familia vale por lo que es, es decir, intérprete del amor de
Dios. Por tanto, los padres no delegan la obligación de educar a sus hijos sino
que participan junto al Colegio de esa tarea. Es verdad, los padres de familia
no pueden venir a clases con sus hijos, pero nada impide que a cualquier hora
del día puedan unirse a ellos por el poderoso vínculo de la oración. Con
pequeñas jaculatorias dirigidas al Cielo como una flecha punzante cada padre y
madre dirá por sus hijos a Dios: Señor haz que aprenda, Señor haz que sea paciente;
señor dale fortaleza; Señor llénalo de pureza; Señor hazlo buen amigo.
En tercer lugar, es
necesario confiar en el Colegio al cual se ha optado libremente. De esto
sabemos, por los largos 97 años de
experiencia, por la preparación y esfuerzo implementado por el personal del
establecimiento, cada uno de los cuales tiene un rol imprescindible para la
buena educación de los niños y jóvenes. ¡Nadie está de más y nadie sobra! Por
esto, si la familia es la primera educadora de sus hijos, entonces, no dejará
de mostrar su compromiso, respeto, proactividad, cariño y fidelidad por el
proyecto educativo del Colegio, el cual,
es implementado por medio de cada uno de los miembros del Saint Peter’s
School. Imploremos a Dios Nuestro Padre como Cristo nos enseñó. Amén
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