TEMA DE FORMACIÓN MES DE MARZO DEL
2018.
Una gran expectación hubo
en nuestras comunidades en torno a la vista del Romano Pontífice a nuestra
Patria. De manera diversa por cierto, recordamos el gozo y piedad con que
fueron recibidos aquellos que, elevados a la Sede de Pedro, estuvieron en medio
de nuestra Iglesia en épocas pasadas…! Cómo no recordar la llegada de la Misión
Muzzi en 1824!, con el fin de agilizar la
relación de la Sede de Pedro con las naciones emergentes de Latinoamérica. Allí
venia el joven sacerdote, en su oficio de secretario llegaría a ser el Papa Pio
IX, cuya santidad de vida ha sido reconocida por la Iglesia al nombrarlo Beato
y que podemos encontrar en sus múltiples escritos y obras realizadas en el más
extenso pontificado de la historia de la Iglesia.
PLÁTICA COLEGIO ALBERTO HURTADO |
Luego, la visita durante
seis días de San Juan Pablo II en abril de 1987. Muchos católicos no pudieron desconocer
que fue la semana que “Dios pisó nuestra
tierra” transformándola hasta el grado que los índices de robos y crímenes llegaron
a cero. ¡Todo Chile quiso ser mejor al saber que el amor es mar fuerte, que el
amor de Dios vence siempre porque el
amor de Dios siempre puede más.
Con la humildad de quien
se presentó como servidor de la verdad, recorrió nuestra Patria en 1988, entre
el siete al catorce de julio, el
entonces Cardenal Joseph Ratzinger, el cual con su profunda mirada teológica entregó
sabios consejos a los fieles en orden a
que “el problema de la Iglesia, es el problema de la verdad y esta no se
dirime por mayorías”.
Los días pasados, luego
de una breve preparación, no exenta de improvisación, arribó a nuestra Patria
su Santidad el Papa Francisco, en el quinto aniversario de su pontificado, con
el fin de invitar a la Iglesia que peregrina en Chile a madurar en la paz desde
una mayor vivencia de la fe.
De modo especial la vida
eclesiástica se ha visto desafiada por el actual Sumo Pontífice para tener un espíritu
de consagrados con olor a oveja, lo
cual implica una particular cercanía con las almas que están más alejadas de la
fe y que forman parte de una cultura neopaganizada que debe ser modificada
por la fuerza que implica la vida santa, la cual no está amarrada a
rechazos y aplausos sino al amor mismo de Dios, que se actualiza por medio de
la vivencia permanente de la caridad. El ansia de sintonizar con los tiempos
no puede hacernos olvidar la necesidad de estar primero en sintonía con Dios y
su obra.
Las “ovejas” forman parte de un “rebaño”,
pueden estar sucias, malolientes despeinadas, más, forman parte de un rebaño,
lo cual sólo se da desde el instante de la recepción del sacramento bautismal.
Eso confiere una cercanía
real y vital, donde la gracia de Dios
otorgada por medio de la vida sacramental y por los diversos caminos que libremente
el Señor tiene para actuar en medio
nuestro, imprime un grado de pertenencia “existencial”,
como lo expresamos en nuestra piedad popular ´por medio del antiguo canto
litúrgico: “Si yo no tengo amor, yo nada
soy, Señor”.
Las bestias no son parte
del rebaño, buscan cualquier modo para dividirlo, roban sus alimentos, causan
daño, muerte, e incertidumbre. Los casos
de abusos físicos de menores y mayores sólo pueden ser clasificados de “bestiales”, porque rebajan la condición
humana al grado animal haciendo reinar el instinto ciego sobre cualquier
realidad y consideración. La depravación surge como consecuencia de la
degradación espiritual. Un alma dejada a su suerte sólo puede ser presa
de los instintos que en el hombre nunca pueden tener el derecho a dar la última
palabra. ¡Somos más que deseos! ¡Somos más que sentimientos! ¡Somos más que
instinto!
Lo grave del ser pastores
con olor a bestia es que al igual que
el demonio, antes fueron ángeles buenos, que estaban en presencia de Dios,
el diablo antes de ser diablo fue un Ángel, Judas antes de ser traidor fue
discípulo; y ¿qué diremos acaso respecto de quienes primero fueron pastores con olor a oveja y luego pueden
tener olor a bestia?
El olor a bestia es
repelente: Las ovejas se alejan se desconciertan, porque tienen una forma
distinta de vivir, de modo similar quienes forman parte de la Iglesia en virtud
del sacramento bautismal tienen un estilo
de vida que no va de acuerdo con la selva ni las bestias.
CHARLA ALUMNOS DE CUARTO BÁSICO |
La sutileza de una
tentación es más grave y perversa cuanto más fina y periférica se presenta.
El demonio lo sabe, y con el fin de sacarlas del corral y dejarlas en medio
de la selva del secularismo no dudará en irrumpir en medio de lo más sagrado,
de lo más puro, de lo más santo como es la vida consagrada y la inocencia de
los más débiles, y por cierto en la sagrada liturgia. El ethos religioso es la tentación que más
atrae al Demonio, pues aquello que ya ha sido secularizado sabe que le pertenece. La corrupción de lo
mejor es la peor para el hombre y la más deseada para Satanás.
Un rebaño de ovejas transformadas
en bestias es una jauría, en la cual
prima la fuerza, la astucia, el engaño, y la codicia.
¿Cómo se llega a esto? Cuando las ovejas son dejadas a su suerte, en medio del
desamparo, sin alimento ni la enseñanza básica,
irremediablemente se terminan bestializando prontamente. Ya lo dijo
El Santo Cura de Ars: “Si no adoran a
Dios terminarán adorando a las bestias”.
Es fundamental “volver a lo esencial” en el plano de
las realidades espirituales, toda vez que el divagar por los
campos de tantas experiencias y audacias, ha ocasionado una creciente pérdida
de la fe y un enfriamiento de la vida religiosa a lo largo de todo nuestro
país.
Ante la pregunta que hizo
San Alberto Hurtado respecto de si Chile es un país católico, la respuesta es
obvia, pues aun reconociendo que
subsisten algunas regiones con ciertas tradiciones y practicas centenarias, como es el caso de procesiones y peregrinaciones, el tono general
es que el proceso de abierta desacralización que se ha impulsado en las ultimas
décadas, se ha agudizado fuertemente en los últimos años, estando cercanos ya a
poder afirmar que estamos en un país de alma
pagana en virtud de sus ya extendidas costumbres.
CHARLA ALUMNOS DE QUINTO BÄSICO
|
La sociedad ha querido
caminar al margen de Dios, pues aunque muchos reconozcan la
existencia de un “ser superior” este
no es el que proclama la Iglesia en el Credo, ni es capaz de intervenir e
incidir en la vida cotidiana. Al ser un dios moldeado a los gustos
personales y proyectos comunitarios ausentes de trascendencia, tenemos la
vivencia de una espiritualidad que permanece anestesiada a cualquier invitación que se le haga…cantamos y no
cantan…reímos y no ríen…lloramos y no lloran…rezamos y no rezan.
Y la vida cristiana,
antaño caracterizada por la caridad se ve fuertemente mermada, pues no hay una
perspectiva a la que aspirar, ni una certeza en la que apoyarse de modo permanente,
toda vez que las verdades suelen ser presentadas como modificables en
virtud del espíritu relativista, imperante en la actualidad. En efecto, las
verdades del mundo moderno son como la gelatina,
se acomodan pero no dan seguridad.
Convengamos entonces que
sin piedad no es posible una verdadera caridad,
por lo que al no incentivar el cultivo de las prácticas de piedad, como es la asistencia
a la Santa Misa frecuente, la adoración al Santísimo, la devoción al Sagrado
Corazón de Jesús, el rezo del Vía Crucis y del Santo Rosario, las
peregrinaciones a santuarios marianos, las Novenas de preparación a las
diversas festividades litúrgicas, se termina verificando que el sentido de
pertenencia a nuestra Iglesia de diluye de aquello con que se ha nutrido la
vida espiritual de las generaciones más creyentes.
Este Año donde
celebraremos un Congreso Eucarístico Nacional será una oportunidad para
“retornar a lo esencial” en materia pastoral evitando centrar la mirada
exclusivamente en “lo masivo” y ¨¨lo novedoso”.
Más bien, hundiremos
nuestros mejores esfuerzos en aquello que ha dado vida verdadera a la fe de
tantas generaciones: a la piedad mariana, por medio de un
rosario eucarístico, que precede la celebración como suplica o deviene de la
celebración como gratitud; a la procesión del Corpus Christi,
que hasta hace unos pocos años aun teníamos la oportunidad de tenerla como
feriado civil en Chile, por medio de la cual expresamos públicamente nuestra
confianza en Jesús sacramentado que pasa por nuestras calles tal como lo hizo
hace casi dos milenios.
CHARLA ALUMNOS DE SEXTO BÄSICO |
Sin duda, la
celebración diaria de la Santa Misa encierra el germen de la mayor vitalidad de
nuestra Iglesia, la cual no puede ser suplantada con sucedáneos que cautivan
por un momento y luego conducen a la inercia de quien no ama ni puede ser
amado. Por esto, la obligación moral del sacerdote en orden a la
celebración diaria y digna de la Santa Misa, constituye un imperativo en
nuestro tiempo, tal como lo fue en el pasado y como lo ha de ser en el futuro. Sin
la Eucaristía no podemos, no pudimos y no podremos ser verdaderamente
discípulos del Señor, por lo que la vida como Iglesia se verá notablemente
afectada.
El Año Eucarístico puede
constituir una oportunidad para que la
vida de nuestra Iglesia emerja y converja desde y hacia la persona de Jesús
Sacramentado. ¡Que Viva Cristo Rey!
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