PALABRAS PRIMER CONSEJO PROFESORES / AÑO
2018
CAPELLÁN ST.PETERS’S PADRE JAIME HERRERA GONZÁLEZ
Para toda persona e institución el hecho de cumplir cien años es visto como un logro. Es un bien escaso en todo orden de cosas, porque para lograrlo se requiere que confluyan una serie de factores. Entre las propiedades matemáticas se asegura es un número abundante, en el aspecto lingüístico dice relación con la abundancia de algo.
No se trata sólo de
cumplir años sino que la gracia consiste en cómo se cumple cada uno, el
centenario es la suma de una tarea que se cumple cotidianamente. En la cual
intervienen múltiples personas, que con largos o breves periodos, con bonanzas
y privaciones han hecho posible que se
cumpla un centenario.
Esto es motivo de
celebración. La Iglesia celebra cada veinticinco años el Jubileo de la Redención, lo cual nos
ayudará a descubrir qué lecciones y qué aportes podemos hacer con ocasión de
este tiempo tan particular que hemos iniciado.
Sin duda, pueden y deben
darse signos visibles, concretos dirán algunos, en torno a esta fecha:
emblemas, inauguraciones, ceremonias, reconocimientos, galvanos, medallas,
logos, actividades, y diplomas. La
vorágine del activismo llevado a su máxima expresión puede desviarnos del
centro de lo que celebramos cual es la permanencia ininterrumpida de la
misión asumida desde hace un siglo atrás, lo cual constituye un don y una tarea a la vez.
En la medida que ambos
elementos vayan de la mano podremos tener una celebración completa, que servirá de impulso para que culminado este año podamos
comenzar a preparar el segundo.
Como todo don recibido,
en primer lugar, nuestra mirada se eleva a Dios, dador de toda gracia, por el
hecho de haber permitido participar de este Colegio, cuyos fundadores –providencialmente-
colocaron bajo el patrocinio de San Pedro, permitiéndonos de modo implícito
honrar al primero de los Apóstoles sobre el cual Jesús “fundó su Iglesia” y prometió asistir directamente para no
sucumbir ante el mal del error….”el poder
del mal no prevalecerá contra ti”.
El don de Dios es una
gracia inmerecida concedida por la grandeza de su amor. La palabra “kjarisma” (carisma) significa “don de gracia” aparece diecisiete veces
en la Biblia e implica un regalo inmerecido, toda vez que los esfuerzos del
hombre nunca llegan a los talones de
la iniciativa divina.
El don de Dios no es
otorgado para ser ocultado sino que tiene la doble finalidad de primero, alabar
a Dios por quién es y por lo que hace, y segundo, para ayudar al creyente que
firma parte de la comunidad de creyentes (1 Pedro IV, 10). En consecuencia los
festejos deben tener presente, de modo prioritario la grandeza de Dios, recordando
que el hombre y el hombre en sociedad tienen
con fin dar gloria a Dios lo que “graciosamente” (gratis date) han recibido
(San
Mateo X, 8).
Entonces, nuestras
diversas actividades y celebraciones durante este año jubilar no tendrán un
adorno, un plus, o un añadido religioso,
sino que descubrirán su razón de ser al implementar “el motivo religioso” o “sentido
espiritual” en cada acto, abriendo la mente y el corazón hacia el Dios de
la gracia y hacia la gracia de Dios.
Si un logo institucional estará
presente en los diversos escritos editados este tiempo, igualmente será el
espíritu de gratitud y alabanza los que deberán permear las diversas actividades académicas, pastorales, benéficas,
y espirituales que se programen. Siendo que es el Colegio el que celebra su
primer Centenario, nosotros nos esforzaremos por hacer realidad la invitación
que el Apóstol nos indica: “Todo lo que
hagáis hacedlo en el nombre del Señor”.
Lo que cada de uno pueda
aportar, respondiendo a la multiplicidad de carismas y dones dados por el
Señor, darán el marco referencial preciso para que este Jubileo del Centenario
de nuestro Colegio Saint Peter´s sea una oportunidad de verdadero crecimiento
espiritual que repercuta en la mayor felicidad de cada uno de sus integrantes,
llamados a vivir la vocación universal a la santidad en medio del ámbito
escolar. Es aquí, donde debemos procurar que la vida como creyentes se note en las palabras, en las acciones
y en lo que anida al interior de cada corazón.
Confiemos en la poderosa
intercesión de nuestro Santo Patrono –San Pedro Apóstol- cuya debilidad atrajo
la mirada del Señor, eligiéndolo desde la misericordia, para que invitado a
confirmar en la fe a cada fiel bautizado, tengamos un jubileo de centenario lleno
de gracia y virtud.
Padre
Jaime Herrera González, Capellán saint Peter´s School Marzo 2018.
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