lunes, 26 de marzo de 2018

Carta al Sr. Profesor de Religión


Señor Profesor de Religión,
Colegio Saint Peter’s
Presente.                                                                            Lunes,  26 de Marzo del 2018.

De nuestra consideración,

                                        Por medio de la presente, me dirijo a Ud, con el fin de desear que hubiese tenido un buen primer mes de clases, para poder tener la fuerza necesaria para asumir los diversos desafíos que el Año Escolar, para que –Dios mediante-  sea de profundo provecho espiritual y de un nuevo impulso al desarrollo personal y profesional.

                                       En esta nueva etapa que iniciamos la celebración de nuestro Primer Centenario, el cual es un período donde hay múltiples desafíos que asumir, parte de los cuales he querido hacer partícipe a Ud. por este medio, si bien –perfectamente- hubiese podido hacerlo por otro camino.

                                      En primer lugar, Dios no deja de hablar plenamente por medio del Espíritu del Hijo unigénico, de tal manera que Cristo pasa en nuestra vida y viene a nuestro encuentro siempre. En todo momento. A Cristo que pasa hemos de recibir como huésped permanente del hogar., también de la Educación., de tal manera que no sea un simple peregrino que viene de paso, sino Aquel de quien nos viene toda bendición.

                                     En segundo lugar, que estos meses celebraremos el Año Eucarístico Nacional, el cual se realiza luego de treinta y ocho años. Sin duda, es un tiempo de grandes bendiciones que como todo don implica una mayor responsabilidad, toda vez que “al quien mucho se le ha dado mucho se le exigirá”.

                                      En tercer lugar, está el hecho de continuar recordando los diversos documentos emanados de los Obispos en América, particularmente el denominado como Aparecida y Santo Domingo.

                                     Los tres aspectos enunciados nos invitan a redoblar los esfuerzos en orden a procurar cumplir la misión encomendada cual es que Cristo sea más, buscado, más encontrado y más amado. Este programa de vida espiritual, si bien puede tener aplicaciones diversas ha de constituir el Norte hacia el cual debe ser conducida hoy nuestra Iglesia.

                                     Para tal efecto, se hará todo lo posible en orden a procurar impartir una educación religiosa de calidad, la cual, no prescindiendo de la piedad necesaria,  incluya la verdadera ciencia que conduce a las cosas de Dios. La unidad entre la ciencia y la fe evita cualquier reduccionismo, que tanto lesiona la vida de los jóvenes en nuestro tiempo.

                                    La experiencia de los años anteriores nos invita a complementar lo realizado con la necesaria purificación que exige el avanzar por el camino correcto. Es cierto, se puede crecer siempre, y mejorar lo que se ha realizado, lo cual, en el caso del año pasado, hubo importantes esfuerzos que lograron un meritorio resultado, a la vez que no estuvieron ausentes sombras que parecieron mermar la semilla que no sin dedicación fue depositada, en ese período como en épocas más lejanas.
                                    La celebración de la Santa Misa mensual, que se viene eventualmente desarrollando desde hace casi dos décadas, evidenció, lo que para los responsables no es novedad, y es que las familias del Colegio, en general, salvo excepciones, simplemente acuden muy esporádicamente a la Santa Misa, a la vez que las grandes motivaciones para asistir no emanan de una necesidad de estar con Cristo Sacramentado, sino en multitud de argumentaciones sociológicas y psicológicas, las cuales son esgrimidas como única razón. Es necesario purificar la intención a este respecto, y en tal sentido, procurar que la Santa Misa mensual sea parte integrante de la piedad eucarística personal y familiar, evitando que sea la única instancia de asistencia. La Misa en el Colegio ha de ser una más, y no la única.

                                    Desde esta perspectiva, el hecho de estar a cargo de una celebración, o ser partícipe de un Grupo Pastoral al interior de una comunidad católica en todo momento deberá ser tenido como un servicio que se presta a Dios, en su Iglesia, y no como un estamento que se abrogue de modo exclusivo y permanente determinadas funciones litúrgicas que de suyo resulta conveniente sean ejecutadas por el mayor número de personas.

                                   En igual sentido, el servicio litúrgico se hace en la Iglesia, para la Iglesia y por la Iglesia, por lo que es menester crecer en orden a los valores que enriquecen espiritualmente a la Iglesia: responsabilidad, fidelidad, espíritu de diálogo, amor a la verdad, obediencia, entre otros. La raíz de la comunión está en la centralidad de estar enraizados al amor de Dios, de tal manera que no puede haber plena cercanía entre las personas si no acaban de reconocer todos la realidad y presencia de Dios, por ello, la piedad es basilar en la vivencia de la caridad.

                                   Nuestro Colegio, como miembro de la A.S.B.CH es partícipe en ella, desde su condición católica, de tal manera que la reconocida y ya áurea confesionalidad, lejos de menoscabar su pertenencia, la fortalece, justifica y hace más plena. A diferencia de otros establecimientos de la Asociación, ubicados en las ciudades de  Viña del Mar y    Con-Cón, el Saint Peter’s tiene clases de religión desde en nivel básico, hasta toda la enseñanza media, con dos horas de clases semanales, a las cuales asisten la gran mayoría de los alumnos, de tal manera que las ausencias son mínimas, a diferencia de otras realidades educativas donde la abstención, muchas veces permitida en complicidad con los mismos apoderados, es la normalidad, la cual,  termina –inevitablemente- repercutiendo severamente en la formación integral de los alumnos. Los buenos esfuerzos hechos en los niveles de enseñanza básica y media deben procurar incluir igualmente a Infant.

                                 Lo anterior, es decir, la posibilidad de tener clases sistemáticas de religión católica, ha sido permitido por Dios, gracias a la docilidad y esfuerzo de la Dirección del Colegio, pues optar por una educación donde la religión ocupe un lugar significativo implica repercusiones que siempre se deben terminar asumiendo. Seguir los pasos del Crucificado de Jerusalén implica avanzar con Él hacia el Calvario, sin optar por atajos que renieguen del esfuerzo y espíritu de sacrificio. El ejercicio de la profesión de profesor de religión católica en nuestro Colegio no es sólo apostar por un futuro, y asumir una tarea hoy, sino que es un eco para ser fieles al proyecto fundacional gestado no sin la participación de los directivos que antaño marcaron un rumbo a seguir.
                                  Lo que para el fiel católico es una necesidad y obligación, debe serlo doblemente para el profesor de religión, quien al momento de aceptar las horas de clases ha de tener suficientemente claro que la participación activa en las actividades de culto y oración son impostergables, salvo urgencias excepcionales. Más, quien permanentemente no pueda asistir a tales celebraciones se entiende, no está facultado para dictar la asignatura en nuestro Colegio, porque resulta francamente impresentable exigir a los alumnos una activa y devota participación litúrgica, si acaso los mismos encargados terminan por ausentarse. Moralmente, para un profesor de religión del establecimiento,  no es facultativa la opción de participar en los actos religiosos del Colegio, porque al momento de optar a ser parte del cuerpo de profesores del Colegio se entiende que se pasa a formar parte de una entidad que lejos de ser neutral en materia religiosa es reconocidamente confesional, lo que no implica, de suyo, que tal docente deba ser creyente, siempre es deseable que así sea, pero,  si,  se exige su participación en los ámbitos donde la fe ha de manifestarse en las actividades propias de una educación católica.

                                 En el pasado hemos constatado que hay profesores que no siendo angloparlantes no se han restado de participar en las actividades de la ABSCH que su asignatura o sector implicaban, a la vez, meritoriamente en actividades deportivas no se han dejado de colaborar en su organización quienes hace años han dejado de practicar cualquier deporte, y cuyas asignaturas están muy lejanas a dicha actividad. Bueno, de igual manera, y con razones de mayor fundamento, no parece moralmente lícito al abstenerse de colaborar en aquellas realidades que de suyo trascienden, y que la Dirección organiza.

                                 Finalmente, siendo este Año Eucarístico Nacional una oportunidad para ampliar la vivencia de la Caridad Fraterna, la organización de todas las actividades de beneficencia que se organicen en nuestro establecimiento, contarán  con la dirección de Capellán del establecimiento y el placet del Director del Colegio, incluidas las visitas que los  cursos puedan  organizar a los diversos hogares de menores, ancianos, enfermos; también,  las colectas en dinero que se soliciten por instituciones de cualquier origen; como la recolección de víveres, vestimentas, y otros elementos. Se incluye en esta norma todas las actividades de alumnos y apoderados, de las cuales se informará en la página  www.speters.cl, en el blog Pastoral Colegio Saint Peter’s y en Diario mural digital del Hall de nuestro establecimiento.

                                Luego de culminada la Semana Santa, se iniciará la actividad pastoral en el Colegio, y en ese momento tendrán a disposición las instrucciones propias para implementar las líneas generales de la vida pastoral del Colegio para en el escolar que hemos iniciado.

                                Sin otro particular, Dios Guarde a Ud.

                                          Pbro. Jaime Herrera González.
                                          Capellán  Saint  Peter’s School.
c.c
Principal.
Jefe de UTP.                        
Profesores de Religión
Encargado Página WEB.



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